PRIMERA OBSERVACIÓN ANALÓGICA

En esta primera observación analógica decidimos acompañar a un sujeto, varón de 22 años, a lo que él denominó una de sus ‘rutinas semanales’: ver cómo apuesta normalmente en uno de sus establecimientos favoritos, la sala de juegos y apuestas deportivas llamada Sportium.

Eran las ocho de la tarde del viernes 21 de octubre cuando decidimos encontrarnos con él en el punto acordado, en una de las calles más transitadas de la localidad madrileña de Fuenlabrada.

El establecimiento se encontraba a unos 15 minutos andando por lo que durante todo el camino le preguntamos cómo se encontraba, cómo solía ir y si había mirado estadísticas previamente para saber qué y cómo apostar, a lo que su respuesta fue que sí ya que era necesario para asegurarse ganar algo de dinero.

Nunca habíamos estado previamente en aquella sala de juegos y es que era, relativamente nueva, porque solo llevaba abierta apenas una dos semanas, motivo que nos llamó mucho la atención porque nada más entrar nuestro sujeto este ya era conocido por los trabajadores del establecimiento.

Nada más entrar por la puerta nuestro sujeto comenzó a mostrarse mucho más activo y con pequeñas sonrisas que delataban algo de nerviosismo. Al llegar a la sala principal las máquinas de apuestas deportivas se encontraban a la izquierda, nuestro sujeto dirigió su mirada hacia ellas y exclamó “pfff… hay muchísima gente, están todas ocupadas”, y seguidamente se encaminó hacia el mostrador donde le esperaba el dependiente que previamente le había saludad chocándole la mano debido a que ya le conocía.

Nuestro sujeto le entregó el DNI junto con dos apuestas que había realizado en semanas anteriores y las había ganado. El dependiente le entregó el dinero que había conseguido ganar y el ticket con el pin para poder apostar en las máquinas.

En todo el tiempo que tuvimos que esperar a que alguno de los apostantes abandonase su taburete para poder situarnos delante de una máquina, nuestro sujeto permaneció totalmente callado y observando intensamente a sus compañeros apostadores, además de saludar a un grupo de chicos, que se encontraban apostando, y que les conocía de vivir en el mismo barrio.

Tras diez minutos pudimos plantarnos delante de una de las máquinas. Se encontraba justo en el medio del salón, teníamos a jugadores a nuestra izquierda y derecha y todos se extrañaron cuando vieron a una chica acompañando a un chico a apostar.

Entonces comenzó el juego. Nuestro sujeto introdujo el pin en la máquina táctil y empezó a apostar. Se conocía la máquina y su sistema de apuestas de arriba abajo. No se pensó en ningún momento los movimientos que seguían sus dedos a la hora de tocar unos partidos u otros. 

Primero se fue hasta la Liga Española de fútbol. Allí las apuestas estaban claras: primero a que ganaba su equipo del alma y después eligió otros dos partidos más que llevaba aprendidos desde casa. Apuestas simples, únicamente eligió quién ganaba, empataba o perdía, nada de goles, córner, faltas, etc.

Tras apostar a estos tres partidos se dirigió a la ventana de las ganancias y siguió con el juego. Volvió a la pantalla de los partidos de liga española y añadió otro más. Seguidamente se situó en la pantalla de los partidos de segunda división. Titubeó, dudó y finalmente decidió seguir con los partidos de la liga francesa. Al mismo tiempo de todo esto, él nos explicaba por qué apostaba esos partidos y no otros con datos estadísticos, comentarios que había leído en redes sociales o consejos de sus amigos.

En la pantalla de los partidos franceses eligió otros dos y después hizo un recorrido por los partidos de la liga italiana, alemana y turca. Volvió a la pantalla de las ganancias y al ver lo que podía ganar decidió repasar los partidos de la liga española por tercera vez en menos de 5 minutos.

Entonces decidió ir a la única liga que le quedaba por inspeccionar: la inglesa. Y finalmente, tras varios intentos, añadió otro partido más.

En total 6 partidos, con una ganancia total de ocho euros apostando únicamente dos euros. Sacó su cartera mientras no dejaba de mirar fijamente la apuesta que había realizado. Entonces comenzó a echar monedas. Nos explicó que las apuestas deben ser cantidades fijas y múltiplos de dos (o así nos dijo), por lo que él quiso apostar 2.10€ y tuvo que añadir 20 céntimos más porque la apuesta solo permitía o 2€ o 2.20€.

Cuando introdujo todo el dinero (en monedas de 1€ y 5 céntimos) por fin pulsó el botón de ‘Apostar’. Una vez que escuchó el sonidito de la máquina imprimiendo el ticket su gesto se relajó totalmente. No se había sentado en el taburete en todo el proceso y decidió sentarse únicamente para recoger el papel impreso y para cerrar sesión en la máquina.

Se guardó el ticket en la cartera y tras 15 minutos procedimos a salir del establecimiento. El dependiente volvió a chocarle la mano y le dijo hasta pronto, mientras que nuestro sujeto esbozó una amplia sonrisa al mismo tiempo que dijo un chascarrillo como “si la gano… vendré antes”.

Y aquí concluimos nuestra observación analógica participante. Nos despedimos del sujeto y cada uno volvió por caminos separados.

                                                                                                                     


SEGUNDA OBSERVACIÓN ANALÓGICA. LUDÓPATA. JUEGOS ON-LINE

El segundo sujeto de observación accede a que lo acompañemos en su rutina de juego. La cita es el miércoles 19 de octubre por la tarde en su casa, ya que es el lugar en el que juega. Llegamos a las 18:30, el sujeto nos recibe y mientras nos dirigimos a su habitación nos cuenta que ya lleva dos horas jugando. Nada más entrar en su habitación le pedimos permiso para hacer unas cuantas fotos, a lo que accede sin problemas.

Tras esto, le pedimos que comience una partida del juego que más utilice últimamente. Nos explica que él ahora al que más juega es al League of Legends, o como popularmente se conoce: LoL. El sujeto cuenta que ahora mismo es probablemente el juego on-line que más jugadores atrae, y que incluso hay gente que se dedica profesionalmente a jugar y gana bastante dinero con ello. Al empezar a jugar nos intenta explicar las normas del juego, pero es realmente difícil entenderlo a la primera si nunca antes has jugado, él mismo reconoce que le costó bastantes partidas entender el juego. El sujeto nos apunta que la duración de las partidas oscila entre los 40 y 50 minutos.

           

En el transcurso de la partida, nos habla de que empezó a jugar cuando todavía estaba en el instituto, cuando tenía unos 15 años a un juego llamado World of Warcraft. Reconoce que al principio no jugaba mucho, pero que con el paso de los años juega más, y que ha llegado a tener rachas de jugar más de 10 horas al día. En la actualidad suele jugar unas 7 horas al día, aunque dice que igual tiene que empezar a jugar más porque quiere inscribirse en un torneo de LoL. Actualmente no tiene ninguna ocupación porque ni estudia ni trabaja.

Al ser preguntado por el dinero, explica que no gasta mucho en los jugos, si acaso 10 euros al mes; reconoce que es más una pérdida de tiempo que de dinero. Eso sí, al hablar de dinero, hace especial hincapié en lo que costó el ordenador que utiliza: 1000 euros. Explica que necesitaba un ordenador con un hardware capaz de soportar juegos pesados, y varias horas de juego, por lo que tuvo que gastar esta cantidad.

Alrededor de una hora y media después, cerca de las ocho de la tarde, abandonamos la casa del sujeto 2, que al despedirse nos confiesa entre una risa inquieta que va a seguir jugando hasta tarde.




OBSERVACIÓN ANALÓGICA PARTICIPANTE. CASA DE APUESTAS

El pasado día 26 de octubre estuvimos en una de las casas de apuestas de Codere, ubicada en la zona centro de Madrid. Entramos cerca de las 8 de la tarde. El local no era muy grande, pero tenía de todo. Al entrar, a la izquierda, había máquinas como las de los bares y, avanzando unos pasos, un mostrador para apostar. Al fondo había una gran pantalla que retransmitía deportes (en concreto baloncesto) y los posibles premios si apostabas (que rondaban los 1000€). Seguimos avanzando. Ninguna de las dos compañeras que fuimos sabíamos muy bien cómo sería el local (una de nosotras solo había estado una vez en una casa de apuestas y la otra se estrenaba). Para nuestra sorpresa, había una barra de bar en la que los jugadores podían pedir consumiciones para amenizar el juego, pero no tenía ambiente festivo. No había música alta ni cócteles, era más bien un bar de barrio con sala de juegos, una especie de sala de recreativos en la que te apostabas dinero mientras tomabas anacardos (que ofrecían de forma gratuita a los clientes) y una cerveza.

Fuimos andando para estudiar el ambiente y una chica joven, de unos 30 años, nos paró para pedirnos el DNI. Se lo entregamos, nos dio las gracias muy educadamente y seguimos con nuestra observación secreta. Estábamos mirando las distintas máquinas para ver en cuál echar una moneda sin gastar apenas dinero, pero pasando desapercibidas, cuando un varón de origen chino de algo más de 50 años nos interrumpió.

- ¿Queréis jugar? - preguntó el hombre, que estaba jugando A LA VEZ en 2 de las máquinas tragaperras.

Tras indicarle que no y girarnos, aún asombradas, vimos a una señora mayor pulsar agresivamente un botón de una máquina de Bingo. Estaba sentada, concentrada y parecía enfadada. Como poco debió de pulsarlo una vez cada 5 segundos en el rato que estuvimos en esa zona. Echamos 20 céntimos a una máquina como las de los bares (en la que tienen que coincidir 3 imágenes). Las 3 filas giraron 1 sola vez y no coincidieron.

Fuimos hacia la ruleta, donde había 3 hombres jóvenes y 2 adultos jugando. Mientras ganábamos tiempo haciéndonos las tontas e intentando descubrir de verdad cómo se jugaba (pues, aunque la ruleta era real, había máquinas complejas de entender en vez de un croupier). La cifra mínima para apostar era de 20 cts. Fuimos a echar 1€ pero la máquina nos devolvió la moneda unas 5 veces. No nos preocupó, pues queríamos ver cómo jugaban.

Mientras nosotras intentábamos participar en el juego, la chica que nos había pedido el DNI en la entrada se lo pidió a los 3 jóvenes de la ruleta (que estaban jugando ya cuando entramos nosotras).

-Este no eres tú – le dijo la chica a uno de ellos. Nos pareció que les tomaba datos como el teléfono y les echó.

Aprovechamos para preguntarle cómo funcionaba la maldita máquina. Nos explicó que había que darle a jugar y tocar una flechita que te cambia el dinero por fichas del valor que tu elijas (20 cts, 1€, 3€ o 5€). Elegimos 20 cts. para poder jugar menos cantidad a más números. Perdimos el euro.

Un hombre mayor, de unos 70 años, tuvo más suerte y ganó muchas monedas, que acto seguido echó de nuevo en la máquina. Nosotras echamos otro euro para estar allí más tiempo, mientras comentábamos en voz baja cómo la gente se podía viciar a algo tan sumamente aburrido. Elegimos un par de números y en la siguiente ronda los que faltaban. La bola giraba por la ruleta cuando se paró en el 21 ¡Nosotras teníamos el 21! En la pantalla nos apareció un mensaje que nos avisaba de que habíamos ganado 7,20€. Como la máquina por inercia te lo ponía como dinero para seguir jugando, pero nosotras no queríamos apostar más, mientras los otros jugadores nos miraban mal por haber llegado nuevas y haber tenido premio, fui a preguntarle al hombre que estaba en el mostrador de apuestas de la entrada cómo podíamos sacar el dinero ganado. El hombre, de unos 50 años, me felicitó por haber salido premiadas y muy amablemente vino a la máquina y nos enseñó cómo hacerlo.

Estuvimos un poco más (en total en torno a unas 2 horas) observando como entraban un par de hombres más, que jugaban a las máquinas tragaperras y realizaban apuestas en el mostrador. Cuando vimos que se hacía tarde y no entraba mucha más gente nueva nos fuimos y decidimos invertir el dinero ganado en el 100 Montaditos más cercano. Allí comentamos el cambio de parecer, nos parecía lógico y comprensible que la gente pudiese llegar a desarrollar una adicción al juego si apostando 20 cts. a un número podías llevarte 7,20€.

Hoy, aún tengo ese impulso de ir a echar otra sola monedita por si vuelve a tocar, pero lo he contenido. Este estudio nos está enseñando lo dura que es la situación de los ludópatas y lo fácil que es caer y, aunque sabemos que jugar un día no es sinónimo de ludopatía, queremos alejarnos todo lo posible de la más mínima tentación al respecto.


OBSERVACIÓN DIGITAL

Son varios los foros en los que los ludópatas (diagnosticados o no) hablan de esta adicción. Al buscar en Google “foro ludópatas” principalmente salen foros de ayuda al ludópata o de desahogo para los mismos, en el que cuentan sus experiencias, probablemente con la intención de no guardar más ese duro secreto.

Este es el caso de un hombre de 35 años que cuenta en forobet.com como se metió en las apuestas deportivas por un amigo, comenzando a apostar 30-40€ y acabó jugándose 6000€ en una sola apuesta, perdiéndolos. Narra algunas de las características que los expertos nos comentaban, como la desesperación por recuperar el dinero perdido o la ira. 

No obstante, no vamos a centrarnos ahí, sino en los foros que incentivan a la gente a jugar. Este es el caso del foro de apuestasdeportivas.com, en su apartado de bonos y promociones. La última oferta que anuncian es la promoción de bienvenida de un bono de 100€ que tiene William Hill. Esta publicación es del 19 de septiembre y explica cómo conseguir un bono de 50€ al registrarse y otro algo después. Los primeros 50€ no se dan por el mero hecho de registrarse, sino que es necesario realizar antes una apuesta de 5€ o más a cuota de 1,50 o superior. A continuación, resulta que ya no son 50€ como se promete de primeras, sino el 50% de tu primera apuesta, siendo el máximo 50€.

Es decir, yo no soy una entendida en el tema y se me dan bastante mal las matemáticas, pero si lo que te dan es el 50% de tu primera apuesta y por ejemplo apuestas 5€, que es el mínimo necesario y lo más sensato para empezar sería comenzar a apostar la cantidad más pequeña posible, tan solo te regalarían 2,50€ que, además, no puedes cobrar y solo sirven para apostarlos de nuevo. Creo que es evidente que de ahí a 50 hay una GRAN diferencia y que, aunque apostases 100€ y te regalasen 50€ para apostar (el máximo) te habrías gastado esa misma cantidad. Por lo tanto, cuidado con la publicidad atractiva de este estilo. No vas a salir ganando sí o sí porque te regalen X dinero, como mucho, te sirve para recuperar lo invertido en la primera si esta se te ha dado mal.

Para recibir los otros 50€ que quedarían del bono de 100€ gratuito que anuncian hay que hacer más cosas, que no son precisamente “moco de pavo”. Tendrás que realizar al menos otras 5 apuestas más que juntas sumen, al menos, 200€ a cuotas de 1,50 o superior. Vamos que, si se te dan mal estas también, pierdes 150€ con la broma de ganar 100 (solo en esta parte). Si sigues leyendo las condiciones explican que, además de tener que realizar esta gran “inversión” para recibir tu bono “gratuito”, tienes que hacer las 6 apuestas en los 30 días siguientes a tu registro. Además, si realizas el depósito con Moneybookers o Neteller, quedas excluido de la promoción.

Estamos convencidos de que la mayoría de ofertas atractivas de páginas de apuestas que se ven en televisión o Internet tienen su letra pequeña que, desgraciadamente, los que cargan con esta adicción y tantos otros no leen. Los anuncios grandes como “Bono gratuito de 100€ al registrarse” son, definitivamente, engañosos. Aunque nadie ha comentado el post, tiene 394 visitas. No queremos ni imaginarnos la de gente que habrá caído en estas “promociones-timo”, que te prometen el oro y el moro y no son más que una hábil forma de sacarte el dinero.

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